LE CAMBIARON DE NOMBRE TRES VECES; CUATRO DE UBICACIÓN
Por: Felipe Martínez Chávez
Nueva Ciudad Guerrero.- Parece perseguida por un maleficio que no ha podido quitarse a lo largo de 259 años de historia.
La ciudad ha sido cambiada de ubicación por cuatro veces, la última en 1953, y su nombre ya se modificó en tres ocasiones ¿qué es lo que sigue?.
Fue fundada en 1750 por Don Vicente Guerra con la autorización de Don José de Escandón y Helguera, quien impuso el nombre de San Ignacio de Loyola de Revilla, en honor del Virrey de la Nueva España.
Fue un acto de agachismo que duró 77 años; en 1827 se le cambió el nombre por Vicente Guerrero y se le dio la categoría de ciudad.
Peor no todo termino ahí, dado que la última imposición fue la de Nueva Ciudad Guerrero y, como municipio, simplemente se llama Guerrero
Para 1754 ya se había cambiado tres veces de ubicación.
Los primeros caseríos se formaron en torno al rancho Santa María de Guadalupe, propiedad de Nicolás de la Garza Falcón, en 1748.
Más tarde la ubicación se dio en el rancho Los Moros; luego se corrió algunos kilómetros más y hasta quedar sobre el Río Salado, a ocho kilómetros de la desembocadura del Bravo.
Aquí se construyó una ciudad de piedra, amurallada para defenderse de las encarnizadas agresiones de los indios del norte.
Ahora se le conoce como Antigua Guerrero.
En realidad es la vieja ciudad Vicente Guerrero, en honor del general libertador.
Su historia es de lucha, de sangre, intenso trabajo de sus habitantes para construir viviendas para toda la historia, de piedra de la región.
Pero ahora es un pueblo fantasma visitado por muy pocos, aunque las autoridades del INAH ya realizan algunas inversiones como la reconstrucción del parián, de la iglesia, y pronto lo harán con la casa donde nació Don José Bernardo Gutiérrez de Lara.
La ciudad fue abandonada por sus habitantes en 1953 para ser inundada por la presa Falcón.
En su lugar fue proyectada y creada la nueva Ciudad Guerrero, cabecera del municipio del mismo nombre.
Visitar las ruinas es imaginarse algo grandioso. Fuertes edificios, algunos de dos plantas, de piedra bruta, que fueron abandonados.
Gruesas paredes dan una idea del emporio económico que significó, y cuya caída se adjudica a la construcción de la vía férrea Monterrey-Nuevo Laredo, que dejó sin aduana a Guerrero.
Es parte de los maleficios que persiguen a esta comunidad
En el 2002 sesionó aquí el Congreso del Estado y lo volverá a hacer este jueves 19, sin que la comunidad haya alcanzado algún beneficio.
Por el contrario, la ciudad se está quedando sola, su gente emigra en busca de trabajo y mejores oportunidades.
En 1990 había cuatro mil 500 habitantes; en el 2005 solo quedaban tres mil 800.
Es la falta de trabajo, como lo menciona la alcaldesa Olga Juliana Elizondo Guerra, quien hoy está preocupada por reabrir una maquinadora que cerró hace cuatro años y que hoy se adjudicarán los trabajadores.
LA ULTIMA GRAN CALAMIDAD
La última gran calamidad de la ciudad fue el cambio de 1953 que trastocó la vida de sus habitantes.
El problema fue la construcción de la presa internacional Falcón que regula aguas del río Bravo.
En su obra Ciudad Guerrero: Sus fundadores, sus hombres, Fernando Garza González menciona que del proyecto comenzó a hablarse desde 1935, cuando técnicos e ingenieros mencionaban de la necesidad de cambiar de ubicación a la ciudad, porque los gobiernos de México y Estados Unidos ya se habían puesto de acuerdo.
El convenio entre los dos gobiernos fue firmado el dos de febrero de 1944.
No obstante, la comunidad, bajo la batuta del alcalde Lorenzo González, celebraron jubilosamente el segundo centenario de la fundación de su pueblo en 1950.
A los eventos vino la cantante Esmeralda, de la capital de la República, de lo más popular en la época.
La gran inauguración de la presa fue en agosto de 1953, con la presencia de Dwight D. Eisenhower, titular del gobierno americano, y Adolfo Ruiz Cortines, de México.
De inmediato entraron en operación dos plantas hidroeléctricas generadoras de energía.
Y la primera prueba de fuego para la cortina y las instalaciones binacionales se dio el 29 de junio de 1954, cuando se vino una de las más grandes crecientes del Bravo.
El nuevo pueblo se ubicó casi frente a la cortina.
No obstante que la gente abandonó el lugar, en los últimos años las lluvias no han sido suficientes para inundar la ciudad de piedra, que apenas alcanza una tercera parte de lo que es el templo de Nuestra Señora del Refugio.
¡Ah!, pero hay otro dato interesante ¿por qué presa Falcón?
En realidad debe llamarse presa De la Garza.
Fue bautizada en honor de Blás María de la Garza Falcón, el fundador de Camargo, quien se avecindó precisamente a un lado del embalse.
Igual que el municipio, debe llamarse Vicente Guerrero y no Guerrero a secas.
LOS INDIOS SECUESTRADORES
Otro de los grandes problemas de los guerrerenses, en su historia, fueron los indios.
Cuenta la historia que el siete de octubre de 1844 llegaron al pueblo alrededor de 600 indios para atacar a la comunidad.
Para engañar a los habitantes, unos autóctonos se bañaban en el río Salado, mientras los otros iniciaban la agresión y sitio que al final duró 32 horas, y en que murieron todos los guerrerenses que fueron a la defensa.
Dice Don Fernando Garza González que el desenlace se dio cuando los bárbaros prendieron fuego a la casa donde los blancos se resguardaban del ataque.
Resultado: Sesenta y dos muertos; 23 fusiles y carabinas robadas, 44 caballos y mulas ensilladas. Indios apenas murieron ocho.
Pero no solo eso.
Las agresiones de los aborígenes duraron largos años. Aparte de asesinar, secuestraban a los jóvenes guerrerenses (en edad de convertir), ya para hacerlos de sus tribus, o para venderlos.
Según los testimonios, Juan Vela, un muchacho, fue secuestrado por espacio de ocho años, hasta que logró escapar y llegó a Guerrero descalzo y harapiento.
Un secuestrado más fue Esteban Herrera, del rancho Las Tortillas (existe), allá por 1890.
Cosme Damián Villarreal, de 14 años, y su primo Jesús Villarreal, de 15, fueron secuestrados en 1815 para tratar de ser vendidos en el norte. Lograron escapar y se pusieron en Palafox, Tx.
En 1843 habrían sido asesinados los padres de Agustina y Eutiminio, de cinco y tres años. Los agresores se llevaron a los niños secuestrados.
Los vecinos emprendieron la búsqueda y a varios kilómetros encontraron a la niña jugando en un arroyo.
Quince años más tarde, ya con armas de percusión (pólvora), los lugareños fueron a atacar directamente a los indios a sus poblados.
Mataron a una mujer y detuvieron a un joven de 18 años que al final resultó ser Eutimio.
Las historias son muchas, algunas increibles, pero el espacio se termina.
En 1843 el joven Sabás Rodríguez fue secuestrado y ocho años después…
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