En el CDE del tricolor todavía no se sabe con certeza si el consejo político estatal se reunirá el diez de diciembre, para tomar la decisión (ya tomada de antemano) de cuál será el método para seleccionar a sus candidato a la gubernatura.
Pero de que será candidatura “de unidad”, de eso no hay duda.
¿En qué consiste esa unidad? Bueno, en el pronunciamiento de los sectores y las organizaciones por determinado aspirante sin necesidad de tantas broncas.
La convención por delegados es otro procedimiento autorizado por los estatutos, y consiste también en un pronunciamiento general mediante asamblea, o bien por conteo de votos.
Una más se llama la “elección directa”, según el artículo 181 de los estatutos tricolores, y consiste en dos procedimientos: Por el padrón priísta, o en forma abierta.
Definitivo que este último procedimiento queda totalmente descartado.
En cuanto a los municipios, hay la llamada consulta a la base y los usos y costumbres, que lo más probable es que se utilicen en el “chiquitiaje”, o sea las comunidades más pequeñas.
Un dato señala que, si para la fecha señalada por las leyes electorales, el partido no decide cual es el método de la selección de su candidato, el procedimiento será el mismo que se utilizó en fecha anterior (o sea, seis años antes), lo que seguramente no ocurrirá por pasarse de “boba”.
Por otra parte, se menciona que de antemano, entre los tricolores, habrá dedazos a favor de los candidatos a diputados locales, todos los de mayoría y hasta de minoría.
Aquí podrían entrar elementos de los pilares del tricolor que a lo largo de los años no han obtenido ninguna posición, como el cetemista Edmundo García Román, quien va para diez años en el liderazgo y todavía no le toca disfrutar a su gusto de las mieles del presupuesto.
Pero también está Sergio Guajardo Maldonado, quien hace tres años se quedó vestido y alborotado, y hasta había obtenido su credencial de elector en Jaumave, pero se la hicieron tablas y la dedeada fue “La Corcholata” Dueñas Pérez.
Gente de la dirigencia tricolor también da como un hecho que elementos como Heriberto Ruiz Tijerina, del Movimiento Territorial, tienen un lugar reservado en la nueva legislatura, y hasta Miguel González Salum, si es que no se le hace la alcaldía de la capital.
Y bueno, son especulaciones, como esa de que Salomón Rosas, el delegado del PRI en la entidad, también tiene asegurado su lugar en una posición plurinominal, si es que para febrero o marzo su mujer no pide licencia al congreso federal.
Claro que Salo reúne los requisitos para ser diputado, pues ya tiene más de un año de vivir en Tamaulipas, aunque sea chilango, y tiene “suficiente instrucción”.
En otro tema, mire que ella se sabe expresar con cinismo; no sonríe, no titubea, no manifiesta dudas. Habla. Está en su mundo, aunque muy lejano seguramente del nuestro.
Este miércoles, sin sonrojarse –y menos pedir disculpas-, la diputada Diana Chavira Martínez subió a la tribuna del Congreso para proponer algo que traía en su cabecita loca: Que el nuevo edificio del Poder Legislativo se llame “Juan Antonio Guajardo Anzaldúa”.
Pero no solo eso. También pidió diferir la entrega del informe del Gobernador Eugenio Hernández en señal de luto, porque precisamente este 29 de noviembre se cumplen dos años de que Guajardo fue muerto acribillado a balazos.
Y, mientras Chavira se desahogaba de sus problemas emocionales, otros se reían a carcajada abierta de sus necedades.
Fue la “despedida” que le dieron al recinto del Congreso de Tamaulipas, que a partir del 25 de noviembre sesionará en el nuevo Palacio Legislativo.
Algún día, en algún año de los siglos venideros, seguramente los historiadores recogerán las palabras de esta mujer incomprendida por la sociedad de la época que le tocó vivir.
Dianita no es nueva en eso de las tarugadas : El año pasado pidió cambiar al 29 de noviembre el festejo del aniversario del inicio de la Revolufia Mexicana.
Es el arte del cinismo. No cualquiera lo domina como la Chavira y Felipe.
Por el Congreso de Tamaulipas han pasado elementos de oposición, pero no “campeones” como Diana .
Así, recordamos que el primer legislador contrario al PRI, fue Don Juan Ledesma Escobar (1972-74), quien ganó por mayoría el primer distrito con cabecera en Tampico (entonces no había plurinominales), por el otrora PPS.
El segundo, este por el PARM, fue Enrique Rivas Ornelas, de Nuevo Laredo, que también supo asumir una actitud digna y presentar trabajo legislativo de altura.
Pero mejor dejemos el tema, porque se nos hace que le estamos tomando demasiada importancia a las tarugadas de Doña Diana.