De excelente humor, el maestro se regodea de sus mismas ocurrencias, disfruta cada palabra que pronuncia, que reitera sin parar como si la hubiera ensayado por años.
-Cien…!.
-Pero cómo!, y ya está mediando su esposa Trine.
-Dile la verdad!.
El pintor Pedro Banda Salazar, laureado en nuestro país y el extranjero, nació en ciudad Victoria el 15 de abril de 1930, “en el 18 Guerrero No. 202”, como manifiesta.
Y agrega rápido:
-Pero no me da tristeza eso. Se que el tiempo pasa, pero siendo organizado, a mi no me importan los años. Lo que me importa es lo que haz hecho en esos años…He logrado lo que ni siquiera me imaginaba a dónde llegaría.
Y en efecto, hoy ocupa un lugar entre los grandes pintores de México, con exposiciones en muchos países del mundo, como Francia, Estados Unidos, Chile, Colombia, Brasil, Argentina, El Salvador, Honduras, Guatemala…
Pero se queja de sus ingresos:
-No me han pagado lo que vale Pedro Banda. Pero Dios me ha ayudado y le digo a mi esposa que, antes de irnos, yo quiero ir a El Chorrito.
-¿Le da para vivir?
-No es el precio que debo tener. En cualquier lugar siempre hay gente que por medio de la influencia o la barbería están mejor colocados. En la pintura mexicana hay muchas personas que están abajo; lo del estrellado es para los barberos que se meten y están peleando: Si hay diez becas agarran las mejores…Es lo que se llama “estrellato”.
Sin mencionar nombres, continúa sobre ese grupo de “estrellas” que son barberos:
-Abajo hay gente que puede llegar. Tenemos a un Juan Soriano que era un pintorazo, que yo lo tuve como maestro, era buenísimo, pero no lo dejaban pasar y, se descuidaron, y pasó. Como él hay varios ahí; es lo que pasa en cualquier oficio.
Banda es egresado de la Escuela Nacional de Pintura y Escultura La Esmeralda, y su estilo ha sido calificado por la crítica como “expresionista” por tocar temas del campo, de las tareas agrícolas que vivió de niño al lado de sus tíos en el poblado El Barretal, municipio de Padilla.
“50 AÑOS DE TROTE EN ARTES PLASTICAS”
Su ánimo no decae y va hilando un acontecimiento con otro.
Goza de excelente salud y trabaja la mayor parte del día y en ocasiones hasta por la noche para plasmar alguna idea que tiene, o terminar un cuadro.
Se levanta a las seis de la mañana; hace hora y media de ejercicio, desayuna y, para las nueve, ya está en su taller en una jornada que a veces se prolonga hasta las cuatro, cinco o seis de la tarde, “porque a veces se encarrera uno con un cuadro, que quiere terminarlo”.
En ocasiones se duerme hasta la medianoche y a veces la velada es total comentando al lado de su esposa.
-Son 50 años de trote en las artes plásticas, dice.
Hoy pasó por ciudad Victoria rumbo a Mante donde fue homenajeado por el Colegio México.
-En Mante me acaban de informar que soy uno de los pintores que tienen más premios nacionales y eso me da gusto. Soy el hombre más rico, millonario pero en reconocimientos porque dinero no tengo. Ya últimamente gracias a Dios el trabajo nos lleva, nos da felicidad, cambia el panorama monetario.
-Con los trofeos, los reconocimientos, ¿se comienza a recibir la moneda?
-Es lógico al conquistar el reconocimiento a nivel nacional. Tengo ya mucho prestigio en la ciudad de México, aunque no en mi tierra porque yo radico allá.
-¿Nadie es profeta en su tierra?
-Da tristeza, porque cuando yo me fui a México, de mi familia (en Victoria) nadie me preguntaba, a qué te dedicas…Y me dije, ni mi familia me hace caso.
Y fue así como emigró hacia la capital de la República donde muchos amigos lo ayudaron, como Mario Aguilera Dorantes, en ese tiempo Oficial Mayor de la Secretaría de Educación, y Doña Amalia González Caballero, quien ocupó varios cargos en la administración federal.
Aunque tardado, el triunfo llegó. Por eso, Pedro Banda recomienda a los jóvenes.
-Si viven en los estados, que no se encajonen en su lugar de origen. Aquí (Tamaulipas) por ejemplo, hay pintores que son buenos, pero no están preparados para luchas nacionales; están reducidos a ellos mismos. Hay que competir, salirse de provincia. He tenido una gran lucha dentro de la pintura. Pedro Banda se salió a moverse a nivel nacional, a buscar para seguir participando.
Continúa de frente en su exposición:
-Yo sabía que iba bien porque iba ganando premios y cada premio me enaltecía más.
“ME DOLIA ME DIJERAN BURRO”
Banda es padre de cinco hijos, cuatro mujeres y un varón.
-¿Les gusta la pintura?
-No. Cada quien estudió lo que quiso.
-¿Cuál es la obra que más satisfacciones le ha dejado?
-¡Todas!.
Sin embargo, una de las más conocidas por sus paisanos es un mural intitulado Tamaulipas, de 144 metros cuadrados que se inauguró en la Casa de Cultura de Tamaulipas ubicada en la calle Ernesto Pugibet No. 73 del centro de la ciudad de México.
De acuerdo con los directivos de la CCT, la obra pictórica fue financiada por el matamorense Jaime Guerra González, y plasma el Cerro del Bernal, las cotorras, la biósfera El Cielo, el petróleo, ingenio El Mante, las jaibas de Tampico, los puentes internacionales, en resumen la actividad de cada una de las regiones de nuestra entidad.
-¿Cómo inició Pedro Banda su estilo?
-Cuando termina uno su carrera, sale con los vicios de copiar a cierto pintor, que a Diego Rivera por ejemplo, y yo exhibía pero no vendía nada y otros sí vendían. Y no vendía y no y los cuadros se me estaban juntando.
Entonces se dijo que tendría que buscar la manera de parecerse a ellos, a tratar de buscar un estilo, lo cual no era nada fácil.
-Hay pintores que se pasan toda la vida buscando su estilo y no lo encuentran.
Banda Salazar no duró mucho tiempo buscándolo, lo tomó y perdura en sus obras.
-Traía el complejo de que en algo me parecía a Diego Rivera. Eso lo pensaba en la almohada, y que se me prende la canica: Es fácil, dije, para que sea yo distinto tengo que ser personal, tengo que decidir que es lo que más me gusta en estos momentos.
Esos gustos se fueron a sus recuerdos de niñez cuando pasaba largas temporadas en El Barretal, donde uno de sus tíos trabajaba como cocinero en el internado agropecuario, pero a la vez tenía parcela, la cultivaba, sembraba maíz, regaba y hacía otras faenas, “y todo eso lo llevé dentro de mi pintura”.
Y claro que nació para pintor, como lo señala, desde que asistía a la escuela Enrique C. Rebsamen, donde al principio mantenía calificaciones de cuatro y cinco en la materia de dibujo, mientras otros alumnos andaban en nueve y diez.
-Mi compañero de pupitre tenía dieces y me entró el celo; yo tenía cuatros y decían, “este es un burro”, y me dolía.
Por eso, cada que llegaba a su casa comenzaba con el ejercicio de la materia hasta que llegó a colocarse en ochos, nueves “y hasta que me hicieron los mandados con el diez”.
Lo que marcaría en él la pintura, fue un concurso infantil al que convocó la revista “Confidencias” con el tema de Hidalgo, donde sacó el primer lugar.
-Participé sabiendo que no iba a sacar nada, pero de tanto estar pensando me llevé el primer lugar nacional.
En 1949 se trasladó a la ciudad de México a estudiar y ganó otro concurso convocado por la SEP, sobre paisajismo, que le comenzó a abrir las puertas dado que los jurados eran Westheim, Carlos Pellicer y Raúl Anguiano, entre otros.
Y vino el premio Jóvenes de París y otros y muchos más que todavía no terminan.
Pedro Banda Salazar ciertamente, no ha sido profeta en su tierra y vive y seguirá viviendo en el Distrito Federal.
Wow, es una verdadera leccion para los pintores jóvenes, me da frio en el corazon el hecho
de que en carne propia él esté viviendo el dicho de ◄nadie es profeta en su propia tierra►