Es el cuatro de enero, Día del Periodista y, encorbatado, como siempre, nos recibe en su casa.
Nació el 16 de diciembre de 1941 en Allende, Nuevo León. Llegó a Victoria cuando tenía tres años, en 1944.
Es periodista. Se llama Santos González Gaona.
– ¿Cómo se introdujo en esta carrera?
– En 1963 me inicié en El Correo, del cual era propietario Mario Valdez Jiménez. Me invitó a colaborar el buen periodista Francisco Flamarique.
-¿Como fue evolucionando?
– Al principio le aclaré a Flamarique que no conocía de periodismo, y que no podría hacerlo. Pero dijo que yo tenía madera. Mi primera comisión fue de sociales.
Trabajó con Bernabé Rodríguez y Ramón Salazar, que era un gran jefe de redacción y, cuando terminó el diario por un problema sindical, se fue con Néstor Sandoval a El Noticiero.
-¿Hay pasión por el periodismo?
– La hay. Aunque a veces te da cosas buenas y malas, de todas maneras. Es como a las mujeres: Si las quieres nunca las olvidas.
HISTORIA DE LA PIZCACHA
Menciona que el periodismo da más o menos para vivir.
Muchos de los periodistas tienen que buscarse por otros lados lo económico porque los medios no pagan lo suficiente.
– Se habla mucho del chayote, del embute ¿qué piensa?
– Eso está generalizado, no solamente en el periodismo de Victoria. Se da en México, en todos lados. El periodista no puede vivir únicamente de su sueldo, aunque tenga el mejor. Los «chayotes» los han agarrado hasta los «generales» de Victoria.
-¿Y esto debería acabarse?
– Se puede acabar siempre y cuando los dueños paguen bien, o se acaben los funcionarios deshonestos.
– Y en esos largos años ¿el periodismo ha variado?
– Lo único que ha variado es la modernización. En los periódicos ha variado porque ahora todos traen su grabadora. Antes era papel y pluma. En cuestión de escribir nada, se sigue entrevistando a los funcionarios de 1O a l5 reporteros juntos.
Agrega que no buscan la información uno solo para su periódico. No tienen el colmillo de hacer preguntas claves. Se guían por lo que el funcionario dice.
-¿Y antes había más cuidado?
– Había mucho más «colmillo». El reportero era el que preguntaba y sabía qué preguntar. Ahora esperan a que otro compañero pregunte para seguir más adelante.
-¿Falta de profesionalismo?
– Las escuelas de periodismo podrá haber miles, pero el periodista se hace en la práctica, no en la teoría.
-¿Cuestión de ética?
– Podrá haber mucha ética para escribir, mucha inteligencia, pero siempre y cuando tenga necesidad de dinero caerá en los embutes del funcionario deshonesto.
-¿Siempre ha habido embutes, pues?
– Por lo general. Solo que cuando uno comienza, los manejan los de arriba.
Y sigue hablando de los embutes y del profesionalismo, del celo noticioso.
– Quién es más responsable ¿el que da o el que recibe?
– Ninguno es responsable. Uno porque cuida su prestigio dando dinero. El otro porque descuida su prestigio agarrando dinero. Uno por la necesidad y el otro porque hablen bien de él.
-¿Qué recomendaría a las nuevas generaciones de periodistas?
Que sean más periodistas, más reporteros. Que se preocupen por llevar la nota al periódico por su propio esfuerzo, no por el compañero que haya reporteado.
-¿Antes no se pasaban las noticias entre reporteros?
– Los reporteros andábamos solos. Recorríamos las fuentes, no esperábamos los boletines. No utilizábamos las noticias para pasarlas como «barajitas».
… Y LA ANÉCDOTA
Tiene muchas satisfacciones, pero la principal es una: De sus seis hijos, seis son profesionistas.
-¿Anécdotas?
– En la redacción de El Correo, como a las diez de la noche, llegó el jefe de redacción, Ramón Salazar Ríos.
-¿Qué hay de nuevo?
– No. Nada.
-¿Y en la policía?
– No. Nada.
– Cómo que nada ¿entonces qué vamos a poner en el periódico?
– Pues no hay.
– Llama a los hospitales, Cruz Roja, a ver qué hay, un muerto, algo.
Entonces, Santos lo hizo. En la Roja —había algo.
– Sí, como no, acaban de traer a un muchacho que lo golpearon en 21 y 22 Hidalgo. Lo golpeó Guillermo Martínez, La Sombra.
Y continúa.
– Entonces a mí me dio bastante gusto, porque ya tenía una nota.
Les dije que me dieran los datos. Para mi sorpresa el golpeado era Guadalupe González Gaona, mi hermano.
-¿Y la publicó?
-Sí la pasé.
GOLPES Y AMENAZAS
En la vida periodística ha sufrido amenazas y hasta golpes.
Tuvo problemas cuando criticó a Emilio Alonso De Gortari, y a Martínez Azúa, que en aquel tiempo manejaban una cuestión de predial.
– Los critiqué de que eran vividores. Me pusieron una demanda.
-¿Y prosperó?
– No, porque antes había más unión de los periodistas viejos para con los jóvenes. Ahora los viejos solamente ven a qué funcionario llegar, cuánto le puede sacar. Las asociaciones son membretes.
-¿Los jefes apoyan a sus reporteros?
– Ni los directores ni las asociaciones. Los jefes ven sus intereses nada más. Las asociaciones usan el membrete para tener prebendas. t
-¿Hay libertad de expresión?
– He dicho que no hay. Todo es a conveniencia del gobierno y de quienes editan un periódico. El reportero debe usar sí la libertad, más no libertinaje.
-¿Se da mucho libertinaje?
– Se da muchas veces en los novatos. No saben hasta dónde llegan. Solo cuando sienten los golpes de lo que mal publicaron y se ven sin defensa, van aprendiendo.
Fue compañero de grandes periodistas como Francisco Flamarique, José González Requena, Félix Acuña Caballero, el maestro Francisco de P. Arreola.
-Tenían una cosa bastante buena, le abrían el paso a los que venían, no trataban de cerrarles, como ahora.
-¿Es el celo?
– Lo que tratan es ser campeones de pizcacha.
-¿El periodista es político?
– Nunca debe serlo porque no es su misión.
– Pero tiene apreciaciones ¿no?
– Las tiene como cualquier ciudadano. Dejaría de tener objetividad.
– Con su experiencia ¿quién cree que podría ser el futuro Gobernador de Tamaulipas?
– Como periodista no podría tener candidato. Mi obligación es informar de todos.