Guemes.- Día feriado, a las nueve de la mañana se sirve el menudito de pata con chile “de amor”, cebollita picada y orégano.
Los jinetes van llegando en pequeños grupos, de tres, cuatro, y se sientan a disfrutar del platillo tradicional en las fiestas mexicanas.
Así comenzaron los festejos del 263 aniversario de la Villa de Guemes, que incluyó una cabalgata de 15 kilómetros.
Pero el uno de enero, los miembros del cabildo, funcionarios del municipio y dirigentes de las fuerzas vivas, no pueden darse el lujo de amanecer desvelados, o crudos. Los eventos son todo el día.
El escenario es el campo deportivo del ejido San José de las Flores, que aprovechan varones y no pocas damas para “entrar en calor” con sus cabalgaduras.
El norte de la temporada se empieza a sentir pero no amilana a los participantes de este evento que tradicionalmente se realiza.
Ya está ahí, es vecino de San José el alcalde Lorenzo Morales Amaro, quien sostiene un encuentro con la prensa.
-Iniciamos el año trabajando. En la San Juana arrancamos mañana las obras de caminos.
Con un presupuesto anual reducido, señala que en el 2012 el presupuesto de obras públicas será de 13 millones de pesos.
Estos jinetes no andan desvelados, como no lo estaban Don José de Escandón y Helguerra y sus colaboradores, cuado aquel uno de enero de 1749 fundaron la villa que heredó el apellido del Virrey de la Nueva España, Juan Francisco de Guemes Horcasitas y Aguayo, Primer Conde de Revillagigedo.
-Desde entonces se llama Guemes -, dice la regidora María Candelaria Martínez.
Es de los pocas poblaciones (ahora municipio) que siguen con el nombre original impuesto por el colonizador, en lo que se conoce como un acto de genuflexión hacia el Virrey.
Ocho años después de su fundación, la villa 79 familias que vivían, según el historiador:
-En simples jacales compuestos de horcones y cañas embarradas cubiertas de zacate puesto sin orden.
Para 1770 la población había bajado a 60 familias.
Hoy el municipio tiene aproximadamente 16 mil habitantes desde la sierra hasta la planicie.
Aunque con poca población, “tenemos nuestro aeropuerto” dice uno de los vecinos de la calle Fundadores.
Y en efecto, en esta municipalidad se ubica el aeropuerto internacional “Pedro J. Méndez”, al que mejor se identifica como de Ciudad Victoria.
Ya es mediodía cuando los jinetes alistan sus cuacos para hacer la travesía de 15 kilómetros hasta la cabecera donde continuará la fiesta.
Elementos de tránsito y protección civil abren paso a los cabalgantes hacia la carretera Victoria-Monterrey; toman por algunas brechas hasta llegar por la pavimentada que conduce desde Subida Alta.
Acostumbrados a estas actividades, los cabalgantes hacen la trayectoria en un promedio de hora y media.
Y allá, en la unidad deportiva, ya los espera una comida de barbacoa de pozo, propia para la ocasión del arranque del 2012.
El alcalde Morales:
-Nuestro compromiso fue hacer trabajo por Guemes, y se está trabajando.
Un ejemplo es que la propia Unidad Deportiva ya está circulada con malla, y a su alrededor se pueden ver calles recién pavimentadas.
Allí mismo se realizaron competencias deportivas a cuyos ganadores ahora mismo el presidente hace entrega de sus reconocimientos.
Por la tarde-noche será el baile conmemorativo. Los conjuntos ya están ahí, hacen sus ensayos e invitan a la fiesta.
Y allá, cuadras atrás, está la imagen más representativa de la historia de este pueblo: El templo de San Francisco de Asís que data del siglo XVIII, remodelado en 1990 por el Gobernador Américo Villarreal Guerra, quien contaba aquí con una casa campestre.
Guemes trascendió mas allá de sus fronteras cuando el político y deportista Ramón Durón Ruiz escribió su libro “El Filósofo de Guemes”, una compilación de lo obvio, lo necio.
La palabra Guemes se escribe con “s” tal y como se estampa el apellido del Conde de Revillagigedo.
La excepción son los funcionarios del ayuntamiento que deben acatar lo establecido por nuestra Constitución local, que dice que Tamaulipas se integra por 43 municipios, entre ellos “Guémez”.
Todo parece venir de los redactores de la Constitución (1921), que por ignorancia impusieron la “z” y jamás se ha hecho la corrección.