CORDERO MUESTRA SUS ARMAS…
Lic. francisco Javier Álvarez de la fuente
Si Enrique Peña Nieto es el aspirante hecho para la televisión, Ernesto Cordero Arroyo es el que no ha pasado por la cirugía reconstructiva de los asesores de imagen. No viste trajes italianos ni despliega sonrisa de actor. Es como un libro en edición rústica, lleno de números y gráficos. Es buen conversador, pero le cuesta trabajo la comunicación masiva. Lo suyo es la argumentación en corto. Ha sido parte fundamental de muchas campañas, aunque no ha ganado nunca un puesto de elección popular.
Cuatro de cada cinco mexicanos no le reconocen y parece que no lleva prisa por subir a la pasarela. Su destape ha sido todo, menos apresurado: más silencioso que estridente, más una confesión en privado que un grito en público.
“El delfín que no quiere nadar”, lo llamó René Delgado, director editorial del periódico Reforma. En ese querer sin querer nos remite a otra época.
Respeta aquella máxima de Fidel Velázquez de que “el que se mueve no sale en la foto”. Sabe, de cualquier modo, que es posible moverse y tener un lugar en el cuadro. Hace las cosas a su modo: no se ha destapado al estilo Fox o Peña Nieto. Tampoco ha seguido un camino parecido al de Calderón. No necesita rebelarse. Es un hombre que tiene la máxima confianza de un Mandatario que desconfía hasta de su sombra.
Ernesto Javier Cordero Arroyo Cuenta con la confianza y apoyo del Presidente, pero no es una figura conocida por el gran público.
Sin embargo ahora que ya logró sacar la cara y decir abiertamente que “si quiere y va a ser el Presidente de la República”, parece que ahora si Cordero ya sacó las garras y enseñó sus armas.
El día de ayer en una entrevista con un comunicador nacional, se soltó el pelo y se lanzó con todo en contra del PRI, y dijo que: “…el Partido Revolucionario Institucional (PRI) le debe mucho a los mexicanos, como la explicación de por qué no se ha aprobado una reforma laboral que garantice trabajo a hombres, mujeres y a los jóvenes, así como una reforma política y también policías confiables.
En este marco fustigó «al PRI de la inmoralidad de (Mario) Marín, del autoritarismo de Ulises Ruiz y de la irresponsabilidad de (Humberto) Moreira, de ese partido que al perder la Presidencia ni aprendió nada ni ha olvidado nada», anotó.
En su mensaje, Cordero Arroyo también aseveró que conoce de números, pero también de anhelos y realidades, de los problemas que enfrentan las familias, sus demandas, aspiraciones y sueños.
«Yo conozco a mi país, a las comunidades y pueblos más alejados y pobres, también he visitado las colonias marginadas y más violentas de las ciudades», afirmó en la sede del PAN en el Distrito Federal.
«Al México que más duele, a las familias que hacen grandes esfuerzos para llevar comida a sus mesa; conozco el valor de la determinación y el coraje con el cual las familias en México enfrentan y buscan cada día una mejor vida para sus hijos», añadió.
Para alcanzar esa meta instó al panismo a «ponerse los pantalones, los de uso rudo» porque, aseveró, esto no es un asunto de género sino de dignidad.
Insistió en que corresponde a los panistas convencer a todos los mexicanos de que el PAN está de pie, de que todo lo alcanzado vale la pena, «de que es momento de seguir luchando por México, por el México de nuestros hijos, de nuestros nietos, de los mexicanos que están por nacer».
Así las cosas Cordero quiere ganar primero el voto de los panistas para en su momento ser el abanderado del blanquiazul y luego ganar la confianza de todos los mexicanos o mejor dicho la mayoría para poder derrotar a sus oponentes de los demás partidos entre ellos a Peña Nieto y a Ebrard o al “Peje”, cualquiera que sea, esto según su dicho de que “va a ser el próximo Presidente de la República”, y para ver qué es lo que sucede… ¡Aquí estamos!