Irónico, alburero, ingenioso como pocos, José Luis Morales Ibarra se animó por fin a publicar un libro-compilación de su columna periodística “El Guajolote Estrangulado” –un encuentro brutal entre la farsa y la chatarra pura-.
Pícaro como él solo, “el hombre” es puntual con su entrevistador. Pero no está emocionado como si fuera un principiante, o un político recién “destapado”.
Por sus creaciones literarias, el maestro tiene mundo:
-¿En qué se parece la mujer a un huracán?
-Cuando se vienen nomás mojan y cuando se van se lo llevan todo.
Tiene 20 años escribiendo y, en la mayor parte de ese tramo, sus comentarios han ocupado el primer lugar de rating entre los columnistas de ciudad Victoria y anexas.
Y es que escribe para el grueso de la población, no para los políticos ni para los ricos:
-Para la raza de bronce más que nada, aquella gente que tiene que trabajar para vivir. A la clase media alta no creo que le interese, ni a los políticos.
“El Guajo” –como mejor se le conoce por esos caminos de Dios-, es enemigo de publicar libros, pero esta vez pudo superar ese bloqueo que se formó desde hace alrededor de 15 años.
-Nuestro común amigo Carlos López Arriaga me sugirió que sacara una compilación, un libro. El se imaginaba algo semejante a Picardías Mexicanas.
Nadita le gustó la idea:
-Me pareció absurdo. Me parece absurdo el publicar libros. Es como un acto de soberbia, un acto de egocentrismo andar publicando libros… Al menos en el caso mío.
Venció la reticencia cuando se lo propuso un hermano suyo y le ofreció el financiamiento.
-Es un chilango norteño, paisano de aquí, nacido en Valle Hermoso, Marcel Morales, que me dijo: Oye te pago una publicación de “El Guajo”, haz una compilación, haz un compendio, y te la pago.
De entrada -dice- no comulgó con la idea:
-Me pareció absurda. Dije para qué quiero que me lo publiquen si hay un montón de libros.
En ese inter se topó con otro periodista, José Angel Solorio:
-Oye, que hago con los libros… Si me publican un libro ¿qué hago?.
-Pues ahí tienes un recurso, se lo vendes a los políticos y a los funcionarios.
Su negativa seguía ante la familia:
-Le dije a mi hermano que mejor me diera el dinero equivalente, lo que iba a costar la publicación.
Pero le respondió:
-No. El dinero te lo acabas en un mes.
SIN SUBSIDIOS, PURA ALMA Y CORAZON
Morales Ibarra tiene 62 años, nació en Nuevo León aunque se considera de nuestra tierra.
-Desde niño viví en Valle Hermoso. Soy tamaulipeco ciento por ciento.
Estudió la carrera de Veterinaria (en la UAT) y por varios años ejerció su profesión.
-Viví de eso. Andaba en los corrales de bovinos, bien puteado. Estuve en granjas avícolas y porcinas.
También dio clases en escuelas agropecuarias de la región.
Pero siempre el gusanito de escribir, de la literatura popular, hasta que dio el gran salto a escritor.
-Me eché un clavado en mis archivos, como meterme a una laguna de aguas negras sin escafandra. Fueron 40 días con sus pedazos de noches y saqué “esta cosa”.
-¿Aquí no hay subsidio oficial?
-Nada. No tiene ningún subsidio del erario, esto me lo pagó un hermano con dinero propio. El creyó -en sus fantasías- que podía salir algo bueno. Ni un centavo salio de nadie.
Y remarca:
-Tampoco anduve pidiendo a las empresas culturales para que me subsidiaran.
-¿Puro sudor de la frente?
-Más alma, más corazón que recursos, eso sí. Es una edición no barata… Un libro nunca es barato, pero sí es muy modesta.
Un problema más que enfrentó El Guajolote fue encontrar a la persona que le hiciera el comentario de introducción, el prólogo.
Se lo pidió a varios colegas del medio –“no voy a decir quienes”- que no le hicieron caso, hasta que llegó con Ramón Durón Ruiz, El Filósofo de Guemes, su amigo.
-Fui a ver a Ramón y le dije que si me podía hacer un pequeño prólogo, y lo leyó y se entusiasmó mucho. Si no se hubiera entusiasmado no lo hubiera editado.
-Por lo que sabemos, la publicación ha tenido éxito…
-Que bueno que me lo dices. He colocado algunos con mis amigos, con los grandes periodistas; en la librería la gente lo compra. Muy despacio pero lo compra.
Y no, no le ha vendido un solo ejemplar a los funcionarios, como le había sugerido José Angel Solorio.
-Un gran éxito no, no, de plano no, pero a´ í va caminando despacito. No le he vendido un solo libro ni a funcionarios ni a políticos.
Pero no es que no les quiera vender:
-Les he ofrecido pero ninguno me ha comprado. A estos señores lo que menos les interesa es leer y menos leerme a mi.
-¿Alguna presentación formal?
-No. Si acaso una en Monterrey con pura familia, que son los críticos más severos y sí les gustó y me compraron algunos. Logré colocar allá 26 libros en cien pesos cada uno, que es bastante. Para mi fue una bendición.
LE SIRVO AL PODER, SOY VALVULA DE ESCAPE
La edición consta de 136 páginas, donde se incluyen algunas gráficas y caricaturas.
Hay versos y corridos “que los escribí, los destrocé, los volví a escribir y eso fue lo que salió”.
-¿De dónde el nombre de El Guajolote Estragulado?
-Es un título, es el nombre de una columna. Nace en Monterrey para un medio de allá. Es un símbolo o una parodia de un acto onánico, de una masturbación. Luego llegué a Ciudad Victoria.
-¿Cómo defines el contenido?
-Es humorístico, satírico a veces. Pretendo que sea una sátira al poder, pero no se si me quedé en pretensión… El poder en todas sus manifestaciones, económico, político, moral… Eso pretende ser.
-¿Una satírica burlesca del poder?
-Es lo que pretendo, no se si lo logré.
-¿Y la respuesta de aquel lado, de los funcionarios?.
-No lo entienden, no saben, yo creo que no saben siquiera que existo. No hay respuesta, o no la he identificado.
– ¿El rating de El Guajo es superior a otros columnistas?.
-No, ahora no, quizás en algún tiempo pero ahorita no. Ahora estoy en un medio pequeño, pero no tengo un rating superior a nadie.
-En tu columna ¿que satisfacción encuentra la gente?
-A veces desahogo. De hecho alguien me dijo, un antropólogo me dijo que El Guajo venía siendo una válvula de escape, que la gente se desahogaba burlándose de las autoridades.
Por tanto, la pluma de Morales coadyuva con el mismo poder.
-De hecho le sirvo al poder porque yo, como válvula de escape, evito que esa gente reviente. De alguna manera soy un pequeño apoyo al poder.
ESCRIBE DE TODO, NO SOLO DE JOTITOS
La edición se divide en cuatro capítulos o grandes temas: De ingratitud y otros males; amor… amor; crónicas agudas y más turbaciones.
Ni misógino ni feminista. Simplemente una combinación.
-¿Por qué Dios hizo primero al hombre y después a la mujer?
-Porque primero se experimenta con ratas.
-¿En qué se parece la mujer a una lámina de zinc en tiempos de tormenta?
-Si no la clavas bien amanece con el vecino.
-¿Reclamos por ese lenguaje irreverente?
-Casi no, no que yo recuerde. De las palabras, solo utilizo las que ya existen, no he inventado, son las mismas que usa nuestra gente. Creo que en la televisión comercial hay cosas mucho más soeces, soeces en el comportamiento de nuestros funcionarios que en las palabras que usa El Guajo.
Se deslinda de responsabilidades frente a la caja idiota y los políticos:
-El Gajo es mucho más sensible, más fino que el comportamiento y las palabras que usan esas gentes.
-¿Censura de las empresas editoriales?
-No, son muy abiertas (las empresas). De eso me siento muy satisfecho, la censura es mínima. Tiene que haber algo, porque los periódicos son empresas y viven de un interés, pero hasta ahí.
Lo resume:
-La censura no ha sido un gran problema para mi.
-¿Lo han “fusilado” imitadores?
-No creo, no que yo sepa.
-Los temas ¿cómo van surgiendo?
-De repente una idea me lleva a un párrafo o a una cuarteta, o a un verso, y de eso se desprende otro. Es de repente, y a veces de manera espontánea. No puede haber una programación para que se nos ocurra una idea.
-¿Por qué no exclusivamente temas políticos?
-No. Lo intento, pero… no. Es que a veces los políticos no te inspiran tanto. No son buenas musas. A veces sí los tomo, pero en realidad para escribir de política no hay que mencionar a los políticos.
-¿Y el tema de los jotitos?
-Ah sí, a veces -con todo respeto- mi propósito es acabar con ese prejuicio, que eso de la homofobia ya no sea una aberración, una estupidés. Ese es mi propósito. También saco de los cornudos, de los borrachitos, de los periodistas, de los abogados.
Y entre sonrisas y palabras doble sentido –pero eso sí, muy educado- 15 minutos después José Luís Morales Ibarra se levanta de la mesa.
-Me le corriges ahí algunas cosas (redundancias).
Es el poeta bernáculo que –como él dice- llega a la raza de bronce.
Simplemente se lee más que aquellos que se dicen columnistas políticos.