CADA AÑO EL UNO DE ENERO LA GRAN FIESTA
Todos los políticos, en campaña, pasan por ahí en busca del voto.
Es una de las cantinas más tradicionales de ciudad Victoria y tal vez la más vieja de la colonia Mainero.
Se trata de «El Ventarrón».
Cuando Antonio Martínez Torres jugó por la diputación federal llegó a comentar en las instalaciones del Cinco Juan José de la Garza.
-Hasta que se me hizo venir a conocer el famoso Ventarrón!.
Esto lo cuenta su propietario, Guadalupe García González, quien ha atendido a los candidatos, a Jaime Rodríguez Inurrigarro, a Blanca Valles, Pascual Ruiz García, Enrique Cárdenas del Avellano, Eugenio Hernández Flores.
Es una tradición que los aspirantes a puestos de elección lleguen a la cantina a pedir el sufragio de los parroquianos, y ganan por supuesto.
En la Juan José la cantina duró 35 años. Desde hace ocho está en el Cuatro y Cinco el boulevard López Portillo, a orillas del río San Marcos, pero en la misma Mainero.
Pero usted se preguntará ¿por qué El Ventarrón?
La respuesta ni siquiera le tiene Lupe García.
Cuenta que el negocio comenzó a el Seis y Juan José de la Garza, mas por cuestiones de la primaria que se instaló ahí, los bebedores tuvieron que cambiarse una cuadra más abajo.
-Pero qué fue primero ¿la escuela o la cantina?
-¡Primero la cantina!.
Sin embargo, a lo largo de los años el negocio ha tenido algunos problemillas.
Cuando el gobierno de Emilio Martínez Manautou estuvo cerrado por espacio de un año. Nadie supo explicar los motivos reales.
Después que se instaló la escuela en el Seis, El Ventarrón tuvo que emigrar al Cinco, donde recibió cierta tolerancia por parte de Alcoholes, pues la Ley indica que ningún centro de venta de bebidas puede estar a más de 200 metros de una escuela.
Es que la Ley ha ido cambiando, cuando los negocios ya estaban ahí, inclusive antes que las propias escuelas.
Antes la cantina fue de un tal Nicolás Escamilla, quien se la «pasó» a Lupe.
El Ventarrón debe tener cuando menos 60 años, indica el ahora propietario.
-¿Por qué el Ventarrón?
-Así apareció de repente. Yo le ayudaba la dueño; él me la dejó, pero ya se llamaba así.
Según el dato, antes fue «El Muchacho Alegre» y luego «El Ventarrón».
De los parroquianos, ninguno se explica el por qué del nombre.
NO SOLO EMBORRACHAMOS, HACEMOS DEPORTE
Cuando visitamos el famoso Ventarrón hay bastantes clientes.
-Aquí han pasado muchos políticos…Los últimos presidentes municipales…En campaña, indica Guadalupe García.
Aclara de inmediato:
-El negocio no solo es para emborrachar gente, sino que hacemos deporte…
Patrocina equipos de sóftbol de adultos y niños. Ahí están los trofeos que han ganado.
Cuando la colonia Mainero celebró los primeros cien años de su fundación, El Ventarrón fue uno de los patrocinadores, junto con El Gato Negro. Son las cantinas más viejas de aquel sector; forman parte de la historia de la Mainero.
Además del deporte, cada fin de año la cantina patrocina piñatas para las familias del barrio.
A lo largo de esos años siempre han colaborado para las causas de la comunidad.
-Alcoholes toma en cuenta la antigúedad que tenemos y nos da oportunidad de seguir trabajando.
El único problema fue cuando el gobierno de Manautou, cuando se cerraron muchos negocios sin saber a ciencia cierta cual era el motivo. LA COMIDA ANUAL DEL UNO DE ENERO
Antes de ser cantinero, Lupe García González fue maestro carpintero.
Es originario de la populosa Mainero, al igual que la ex diputada Blanca Valles y el ex presidente Jaime Rodríguez.
Por eso sabe que a la gente le gusta festejar, celebrar.
Este uno de enero, como todos los primeros del año, fue organizada una «posada» para los clientes de El Ventarrón.
Allí se come y se toma gratis por cuenta del dueño, «hasta que el cuerpo aguante».
Hasta hace ocho años la pachanga de a gratis se organizaba a cuadra y media del negocio en una casa particular de Lupe. Desde que están en el boulevard, es en los patios del mismo edifico.
Siempre es a mediodía.
Esta vez Lupe dispuso donar 30 cartones de cerveza y tres cajas de pollo (55 kilos), además de algunas botellas de vino que trajeron los clientes.
Los pollos se hicieron al ataúd y a las brasas.
Como todos los años, hubo rifa de algunas botellas, cachuchas, encendedores, llaveros.
Es el festejo que se hace desde hace 45 años.
¿PLEITOS? COMO TODAS
Los clientes todos se conocen pues generalmente son vecinos de la Mainero que van todo el año.
Por eso en El Ventarrón los pleitos son menores, como en cualquier giro de este tipo, indica el propietario.
-En todos los negocios hay pleitos y golpes, establece. Estamos expuestos a eso.
Además, por varios años le tocó trabajar cuando la zona de tolerancia estaba al oriente de la colonia, ya entrando en la Horacio Terán.
Dice que por varios años estuvo trabajando toda la noche y sus clientes eran los que iban o venían de la zona roja.
-Los clientes son los mismos, generalmente de la Mainero.
El 25 de diciembre nunca se abre El Ventarrón y tampoco el uno de enero, porque es la «posada», la fiesta que el dueño ofrece a los clientes.
Y así abandonamos el “famoso» Ventarrón de la Mainero.
Los políticos no deben olvidarse de visitar esta popular cantina, si es que quieren ganar.