Cd. Victoria.- Está por irse –en diciembre- y dejará una estela de malos recuerdos, nepotismo y compadrazgos que evidenciaron su falta de mando.
Allá en El Mante, la gente se sigue preguntando para qué quería ser alcalde Héctor López González si, cuando se le concedió, no fue para tapar un bache en las calles del pueblo.
Nacido en el Distrito Federal (según su currículum) y residenciado en ciudad Victoria, por largos trienios Héctor buscó la alcaldía de la cañera presentándose como la mejor opción.
Cuando el gobernador Yarrington, a López se le fue la presidencia en dos ocasiones, y una durante la administración de Eugenio Hernández.
Pareciera que venció a los dirigentes tricolores “por cansancio” y le dieron la oportunidad.
Hoy, tiene a la ciudad abandonada, sin cumplír con los servicios básicos como la recolección de basura, tapar los miles de baches que abundan y la vigilancia policíaca. Ya solo falta que le corten el suministro de energía al edificio de la presidencia.
A lo largo de dos años y medio, a Héctor se le fue de escándalo en escándalo (uno de ellos de tipo sexual) y jamás supo enfrentar y resolver los grandes problemas de la cañera.
Siempre se dijo (se dice), que las grandes decisiones son tomadas desde las oficinas del DIF, como se tomaron desde el Voluntariado cuando fungió como Secretario de Salud en el estado.
Pero no solo las instrucciones vienen desde el DIF, sino que los empleados y proveedores del ayuntamiento encontraron la fórmula mágica de resolver sus penurias a través de quien llaman “Lalo el Alcaldito”.
No es más que el hermano Eduardo, aquel que maneja las finanzas a su alcance, el que decide a quien se le paga o sigue en la lista de espera por meses y años.
“Lalo” es el poder detrás del trono, el que pidió y exigió una regiduría para el siguiente ayuntamiento, y se la dieron.
Es Lalo el “ministro sin cartera” en la estructura del municipio, pero que todo mundo le hace caso. Es el que paga y el que condona, el que premia y castiga.
Luego que el médico Rodolfo Torre Cantú fue “destapado” como candidato a la gubernatura, se corrieron los rumores de que el “chilango” la pasaría muy mal. Se habían enemistado desde que ambos laboraron en Salud.
Llegó a decirse que en el futuro de Héctor había barrotes de cárcel.
Hoy, quien sabe qué vaya a pasar cuando Rodolfo murió y su hermano Egidio será el Gobernador de Tamaulipas.
Por cierto, de allá de Mante informan que uno de sus “hijos predilectos”, el señor Edgar Vargas Arizavalo, se acaba de acomodar como coordinador general de delegaciones del Fondo de Empresas en Solidaridad (Fonaes), que dirige el matamorense Angel Sierra Ramírez.
Todo indica que Vargas fue jalado a la capital al precipitarse en Tamaulipas diversos problemas que enfrenta, entre ellos legales, al existir demandas en su contra por el mal manejo de los programas de apoyo.
Hay demandas no solo de la “Triple T” sino de otras organizaciones que acusan a Edgar de centavero.
Tenía a su cargo el programa de Fonaes en Tamaulipas desde el 2007.
En su tiempo quiso ser candidato del PAN a la alcaldía de la cañera pero no lo dejaron moverse. Hubiera perdido fácilmente con tanta negra historia que arrastra.
Por cierto, y hablando de los panistas, ya nadie se acuerda de la chambita que el gobierno federal dizque le ofreció a Francisco Javier García Cabeza de Vaca para que aceptara no ser candidato a la gubernatura.
Luego del “destape” de Julián Sacramento, el 18 de enero, se supo que a Cabeza le habían prometido una subsecretaría. Pasaron los meses y no le han dado nada.
Pero bueno, tal vez de un momento a otro se anuncie que hay algo en el futuro del controvertido ex alcalde de Reynosa: Una nómina santa.
Antes de irnos, mire que causó sorpresa en el Congreso del Estado el que Oscar Almaraz Smer, diputado local electo, haya solicitado permiso para irse a trabajar a la administración estatal.
De acuerdo con el dato, Oscar se instalará el lunes como Secretario de Finanzas para culminar la administración de Eugenio Hernández Flores e incorporarse el uno de enero del 2011 como diputado local.
Agrega el dato que se le necesita para supervisar el “cierre de sexenio” y elaborar el presupuesto para el ejercicio 2011.
Nos vamos.