Pues ya tenemos que, por iniciativa de Felipe Garza Narváez, el pastor del Congreso, la Ley de Tránsito en Tamaulipas contempla los trabajos forzosos para aquellos infractores que no tienen recursos para pagar multas.
Es la primera vez que en las Leyes de Tamaulipas se abre esta posibilidad.
Lo que lastima es que esta forma de “multa” fue aprobada en la sesión legislativa de Bustamante, precisamente en un homenaje a Don Alberto Carrera Torres, el profesor rural que luchó en contra de la opresión y las injusticias cometidas en contra de los desposeídos.
El diccionario nos define que el trabajo forzoso “es un castigo en forma de trabajo aplicado a delincuentes o prisioneros de guerra”. También se le encubre como trabajo a la comunidad.
Los diputados hasta incluyeron el periodo de esclavitud: Ocho horas, mínimo.
Por esas ocho horas, los encarcelados “recibirán” no un salario mínimo sino 50 salarios (condonados).
Y es que, los mismos diputados, establecieron que, por estado de ebriedad, se deben cobrar no menos de 50 salarios, o sea poco menos de tres mil pesillos (a casi 55 el salario regional).
Lo grave es que el legislativo delega esas funciones a los municipios, que son los que van a esclavizar a aquellos conductores que no tengan para pagar una multa y pretendan salir antes de 36 horas.
Más grave aún es que los diputados no fijan un tope máximo de lana, o sea que pueden ser hasta 20 mil chuchos, si es que le toca reglamentar al alcalde capitalino Arturo Díez Gutiérrez Navarro.
Debe recordarse que el muchacho estuvo aplicando decenas de multas por motivo de conducir en estado burro, pero la mayor parte fueron desechadas por la protección de la Justicia Federal.
La llamada “Ley Felipe” suena a comicidad, cuando dice que las condenas se deberán aplicar “sin afectar horarios de escuela o labores, si se tratara de estudiantes o trabajadores”.
¿Qué hacer? Vamos raza tomadora, los estudiantes deben pagar su multa en horas nocturnas, por ejemplo de diez de la noche a seis de la mañana.
De esta forma, un estudiante de prepa o Leyes, puede servir de velador en la casa del señor alcalde, y se regresa amaneciendo para entrar a clases a las siete.
Ello porque vigilar la casa “del ciudadano” es un trabajo al servicio de la comunidad, si los polis que tiene de guardia cobran en la nómina pública.
Si los obreros tienen turno de noche, bien podrían chambear en el día en el negocio de materiales para construcción, y regresar a la maquiladora al turno de once.
¿Quiénes no harán la chamba? Los que tengan recursos para pagar las mutas –que no tienen condonación-.
Suena cruel pero así es. Y la reglamentación le tocará hacerla a Díez.
De por sí, ha venido aplicando multas a tontas y a locas con un reglamento anticonstitucional que fue aprobado en la administración de Alvaro Villanueva.
Ya no se llamará Ley de Tránsito y Transporte, y sustituye a la promulgada por el Gobernador Américo Villarreal Guerra en 1987.
De seguro el señor Garza y sus tricolores abrevaron en la iniciativa de la panista Leonor Sarre, que propuso que las chavitas embarazadas, menores, sean condenadas a realizar trabajo comunitario.
Las modificaciones a la Ley de Tránsito entrarán en vigor en cuanto se publique en el periódico oficial.
Pero desde ahora el alcalde Díez está recibiendo propuestas.
Y no es mala idea que incremente los retenes nocturnos para retener infelices y mandarlos al día siguiente a tapar baches y la capital de Tamaulipas deje de parecer una zona de guerra.
De esta forma, si “caen” 50 borrachos, el señor podría integrar cinco cuadrillas de diez peludos y ponerlos a chambear con la pala.
Pero como el día tiene 24 horas, que es lo mismo que tres turnos, podría ordenar a sus mordelones y al señor Oscar Hinojosa, delegado vial, que mantenga redadas en las colonias populares para capturar de preferencia a los albañiles y ponerlos a chambear en las obras inconclusas, como ese publicitado drenaje pluvial.
No hay duda que, en general, a los municipios se les está dando manga ancha para que tengan mano de obra regalada.
El señor Díez hasta podría dar de baja al grupo de “las zanahorias”, las mujeres que barren por las calles del primer cuadro.
En Altamira ya se apuntó el alcalde Héctor Villarreal (parece que tiene el mismo problema de inteligencia que el señor Díaz) para imponer multas de 20 mil pesos a los borrachos.
Con esas multas, sobrará gente que se enlistará para levantar la basura de las calles sin decir pío.
Tema aparte, mire que yo sí estoy de acuerdo en la desaparición de las diputaciones plurinominales en Tamaulipas y en México en general.
Los pluris no han servido para maldita la cosa, fuera del legendario Bruno Alvarez Valdez, quien llegó a tirarse hachazos a las curules y al escenario de madera.
Le dimos una checada al trabajo legislativo y mire que los plurinominales son los que le quedan a deber al pueblo de Tamaulipas.
En el Congreso son los más faltistas, como Javier García Cabeza de Vaca, Vicente Verástegui, Gamundi, Norma Cordero, Raúl Bocanegra.
No se ha realizado una sola sesión en que estén los 32 diputados (actuales).
Pero mejor nos vamos, no sin antes sugerir al señor Arturo Díez Navarro que realice un foro (allá en las instalaciones del parque de Tamatán) para determinar a qué chamba va a mandar a los conductores borrachos. Así no habrá borlote.
Ah! y que le meta los trabajos forzosos también a sus familiares (conductores) briagos.