EN BICICLETA RECORRERA 36 MIL KILOMETROS EN DOS AÑOS
Cd. Victoria.- Con toda tranquilidad sube la sierra madre rumbo a Jaumave por la ruta de El Chihue, sin agitarse, sin prisas, atendiendo a todo aquel que le dirige la palabra.
Dispone por supuesto de todo el tiempo para hacer un alto en el venero Los Chorros y reabastecerse de los cerca de tres galones de agua que transporta.
Es el ciclista Rubén Isai Madriz Villanueva, quien salió de Chicago hace más de un mes y se dirige hacia Argentina para luego dar vuelta hacia los países del atlántico y culminar una travesía de alrededor de 36 mil kilómetros.
Antes de llegar al ejido El Huizachal, Rubén muestra el velocímetro de su biciclo, que le indica que ha recorrido 258 kilómetros desde que entró por Matamoros, por el puente tres, hace algunos días.
Este lunes habría dormido cerca de Jaumave, para estar martes o miércoles en Tula y seguir la ruta hacia el centro del país, Guadalajara, de donde es originario.
Antes de entrar a México, en el lado americano, recorrió millas, de tal forma que calcula que ha pedaleado cuando menos tres mil 500 kilómetros.
Sobre la carretera, sudoroso, acepta de buena gana la entrevista e indica que en suelo mexicano ningún periodista lo ha abordado. En Matamoros solo le preguntaron su nombre y hacia dónde se dirigía, comenta.
Su marcha la realiza con el apoyo y en representación de la fundación The Jesus Guadalupe Foundation, que tiene su domicilio en 902 S. Randalll Rd., de St. Charles, Illinois 60174.
Dice que su familia, aunque originaria de Jalisco, vive en La Aurora, como a 30 millas de Chicago, donde hay numerosa población de indocumentados mexicanos.
Y precisamente su movimiento por latinoamérica, pretende recabar fondos y llamar la atención (que la sociedad de entere) sobre los problemas que tienen los jóvenes inmigrantes para poder estudiar una carrera universitaria.
Dicha fundación apoya básicamente a estudiantes hispanos, comenta, y es de las pocas que hacen público que su fin es ese, ayudar a que los ilegales hagan sus estudios.
Claro que Rubén logró llegar a la universidad del Norte de California, donde estudió zoología y biología marina, aunque quiere seguir una maestría, la que solicitará, después de culminar su aventura, en la Universidad Autónoma de México.
-¿Qué le dio por esto?
-Cuando fui a la preparatoria en Chicago, vi que muchos de mis amigos no tenían papeles y no se animaron echar mentiras y no fueron a la universidad… Tenían mucho talento y me daba mucha tristeza de que no siguieran.
Quiere ayudar a los hispanos que residen en Estaos Unidos, sobre todo los ilegales como muchos que hay en La Aurora.
DURMIO EN JIMENEZ Y VICTORIA
Soltero, Isai Madriz no corre prisas, pues tiene un año y ocho meses, o hasta dos, para llegar a Tierra de Fuego, en Argentina, y darle vuelta por Brasil, Guyana y hasta terminar en Venezuela, en Caracas, donde tiene su meta, si es que se da, pues le gustaría que fuera en Guadalajara, su tierra natal.
Salió de La Aurora precisamente un once de septiembre, recorrió cuatro estados de la unión americana, hasta que ingresó por Matamoros, donde durmió su primera noche en tierra mexicana.
Comenta que, entre los EEUU y México, luego sintió la diferencia en el trato de la gente.
Allá apenas le decían hola!, o adiós, mientras que en nuestro país la gente ha sido amigable y receptiva. Le han dado de comer y hasta hospedaje gratis.
Por el rumbo de Jiménez, en el kilómetro 80 de la carretera a Matamoros, dice, un residente de nombre Guadalupe le dio alojo y comida por una noche para que siguiera a Victoria.
Y, en la capital victorense, un deportista de nombre Francisco Javier Córdova Hernández lo invitó a su casa y le dio hospedaje.
Eso no se daba en Estados Unidos, por lo que reconoce la hospitalidad de los mexicanos, pero sobre todo del apoyo moral que le han dado.
Aunque trae lámparas, solo viaja de día y en la noche acampa «donde haya lugar».
Porta mochilas donde abunda el agua, nutrientes, la herramienta, refacciones y alguna ropa.
-Cargo casi tres galones de agua.
-¿Comida?
-Barras de chocolate, comida enlatada, ropa, herramienta básica.
-¿Cuántos kilos arrastra?
-Creo que 40.
-¿Brújula?
-Sí. Pero casi no la uso, al menos que me pierda.
-¿Mapas?
-Aquí están. Pero sacaré solo del país que esté cruzando.
-¿No lo han robado?
-No. Ni quiero que me roben.
NADIE QUISO VENIRSE CON EL
Entrado en plática, este jalisciense residenciado en Estados Unidos indica que nunca fue ciclista sino corredor de maratón.
Antes de comenzar su aventura en bicicleta, lo quiso hacer trotando, corriendo, pero no encontró apoyo de sus amigos, a los que pidió que lo acompañaran en bicicleta para hacer la travesía.
Luego pensó que él podría venir en biciclo y ellos en vehículo automotor para que lo auxiliaran en caso de necesitarlo.
Al final, como nadie lo siguió, decidió venirse solo en su biciclo, un aparato que compró, pero que tuvo que agregarle piezas de otras cinco unidades.
Ahora pretende llegar a Guadalajara, su tierra natal, y de ahí partirá por la costa rumbo a Tuxtla Gutiérrez, tocar toda centroamérica y hasta Colombia para irse por el pacífico, Ecuador, Bolivia, Perú y hasta Chile y Argentina, y la Tierra de Fuego.
El regreso lo tiene contemplado por el Uruguay, Brasil, y hasta las Guyanas y terminar el Caracas, Venezuela.
Pero si le queda tiempo, con muchas ganas se regresará en su bicicleta hasta Guadalajara, y de ahí retornar a los Estados Unidos.
En total, calcula que serán 22 mil 50 millas en bicicleta, o sea 36 mil kilómetros.
Podría hacer un año ocho meses, pero también los dos años.
-¿Problemas de la bicicleta?
-Hasta ahora no. Es que yo le doy mantenimiento… es la primera que tuve, pero como no había dinero, agarré pedazos de otras.
En su equipaje lleva algunas llantas de refacción. Ahora cambió la de adelante, pero no sabe cuánto le aguantará.
Y este joven, delgado, requemado por el sol, sudoroso, prosigue su marcha subiendo por la carretera hacia el ejido El Huizachal.