Cd. Victoria, Tamaulipas.- En los últimos 50 años, en esta capital, hemos tenido presidentes municipales que no terminan su ejercicio por ir en busca de nuevos “huesos”.
Los hay desde Enrique Cárdenas González, quien se licenció en 1970 para ir en busca de una Senaduría, hasta Eugenio Hernández Flores que en el 2004 alcanzó la candidatura del PRI al Gobierno del Estado.
Por Ley, los puestos por elección son irrenunciables. Solo se puede pedir licencia por determinado tiempo -o indefinida-, retirarse por incapacidad física o mental, cárcel y por la muerte.
La mayor parte de los que se van, buscan diputaciones locales que les permitan seguir en nómina. Ejemplos sobran.
En 1974 Roberto Perales Meléndez se quiso postular para diputado local pero su partido no le dio el respaldo. Ya no regresó a la alcaldía y su lugar fue ocupado por Héctor Treto Cisneros.
Más tarde se dio el caso de Magdaleno Mata Blanco, quien en 1978 accedió al Congreso del Estado; en 1996 pidió licencia Gustavo Cárdenas Gutiérrez para ir a un escaño plurinominal, y el 27 de septiembre del 2000 hizo lo propio Enrique Cárdenas del Avellano para asumir la dirigencia estatal del PRI.
Que se recuerde, en los últimos cien años nadie ha quedado mal con la historia por ineptitud o borracheras.
Deber ser muy vergonzoso para alguien, aun con una “salida decorosa”, ser echado de la presidencia del pueblo que lo adoptó, por corrupción e ineptitud, salpicadas de payasadas. La función pública y el vicio nunca se han llevado bien. No se toman las mejores decisiones.
De acuerdo con datos históricos del maestro Antonio Maldonado Guzmán, por largos años Cronista de Victoria, el 9 de abril de 1947 fue destituido como primera autoridad de la capital Don Brígido Anaya Rivera, pero no por malas artes sino por haberse decretado la desaparición de poderes en Tamaulipas. Cayó el Gobernador Hugo Pedro González Lugo junto con la legislatura y el Tribunal de Justicia.
Por autorización del Congreso del Estado quedó en funciones una Junta de Administración Civil presidida por Donato Saldívar de la Fuente, quien terminó el trienio el 31 de diciembre de 1948.
Integrar un Concejo era la salida que por entonces permitía la Carta Magna Estatal. En los nuevos tiempos se nombran sustitutos desde el propio Congreso, dejando el mismo cabildo.
Hay otros motivos por los que han dejado el poder alcaldes tamaulipecos. Por ejemplo el tulteco José Cruz Vázquez, quien apenas comenzaba su ciclo en 1987, murió de la noche a la mañana. Se dijo que fue envenenado por una mujer familiar. La verdad nunca se supo.
Otro de Tula, Eugenio Sáenz Zúñiga, no alcanzó a terminar en 1989 porque fue encarcelado por varios años. Violó a una de sus nueras.
De allá mismo es Martín Sustaita, quien ejercía funciones cuando fue enviado al bote por asesinar a balazos a un niño. Se encontraba en estado de ebriedad acompañado de los Lara, la familia de conservadores del pueblo.
El caso de Gerardo Higareda Adam, de Reynosa, es muy “especial”. Obedeció a una venganza política del Gobernador Tomás Yarrington Ruvalcaba, la primera de muchas que cometió cuando se le “subía” el apellido a la cabeza. Hombre de mecha corta, reaccionaba con violencia.
Con fecha tres de agosto de 1999 mandó a los diputados iniciativa de suspender en funciones a Higareda, acusado de un peculado por ocho millones de pesos, de cuando fue gerente de la Comisión de Agua Potable.
Muy apenas le dieron tiempo de huir “al otro lado”. En cuestión de horas la Procuraduría consiguió orden de aprehensión y los ministeriales a buscarlo. Ya no regresó a Tamaulipas pese a que la Comisión Nacional de Derechos Humanos lo rehabilitó.
Una sustitución de alcalde por fallecimiento se dio en Matamoros, cuando el 29 de marzo de 1952 fue asesinado a balazos Don Ernesto Elizondo en las calles Quinta y Sexta Hidalgo.
De allá mismo, por cuestión de cambios en la corriente política estatal, Don Juan B. García quedó destituido como alcalde en 1954. Su lugar fue ocupado por Jesús Ramírez de Alba.
Ejemplos de asesinatos y encarcelamiento de presidentes municipales, motivo que los orilló a dejar el poder, hay más en los últimos 80 años. No es necesario mencionarlos todos.
Como decíamos líneas arriba, debe ser muy penoso y doloroso, hasta las lágrimas, para un presidente municipal al que le dan las gracias por ineficiencia y disponer para provecho propio y de su familia los recursos del erario.
Si bien puede haber la “salida” del decoro, la comunidad sabe los motivos reales. De paso queda truncado el proceso de la historia.
Hay otros ex que fueron aprehendidos cuando ya habían terminado el ejercicio, como Jorge Mario Sosa Pohl, de Madero, a quien se le cumplimentó la orden en abril del 2002, y el de Tampico, Oscar Pérez Inguanzo, encarcelado en octubre del 2011, algo que encierran historias distintas.
Mejor dejamos el tema con un último comentario: El gobierno de Francisco García Cabeza de Vaca no se distingue por desaparecer los poderes municipales que no son de su partido, o de su agrado.
Sesionó el IETAM. Le recetó una multa de 26 mil lanas al regidor Juan Manuel Flores Perales, de Nuevo Laredo, por promocionar su consulto de médico en espectaculares. Luego tocamos el tema que incluye al diputado Ramos Ordóñez, a quien los fiscalizadores no encontraron pruebas de que regala gas LP en pipas por las colonias.